Si bien a lo largo de la campaña electoral la abanderada morenista no hizo tanto énfasis en los planes para la política laboral en su administración, en los últimos días ha comenzado de dar señales que permiten prever el rumbo que tomará esta área en su gobierno.
En las últimas semanas han aparecido las primeras señales laborales de la virtual presidenta electa de nuestro país, Claudia Sheinbaum. Me refiero, desde luego, a las primeras declaraciones y movimientos que se relacionan con la política laboral mexicana.
Durante la campaña presidencial e incluso semanas después, en esta columna manifestamos que la próxima titular del Ejecutivo Federal no había sido especialmente vocal en los temas laborales, a diferencia de lo que en su momento había manifestado el presidente López Obrador. Pues bien, ese silencio para los temas laborales parece haber llegado a su fin.
Comenzando por lo más reciente, conviene hacer referencia a la ratificación del secretario del Trabajo del actual gobierno, Marath Bolaños. Soy un convencido que si hubo alguna Secretaría que funcionó adecuadamente en este sexenio, fue precisamente la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Se trata de una dependencia que tuvo que hacerle frente a la reforma laboral más importante de nuestros tiempos, al tiempo de impulsar una serie de modificaciones que se relacionan con el día a día de las personas trabajadoras y las fuentes de empleo mexicanas.
La importancia de la propia Secretaría en el marco del T-MEC y la adecuada implementación del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida, me permite concluir que la continuidad en la política laboral es, en efecto, una buena noticia. Con la continuidad del secretario Bolaños viene también la continuidad de su equipo y las distintas Unidades de Trabajo, lo cual, reitero, tiene sentido político y social.
Desde esta columna hacemos votos porque exista un mayor involucramiento del sector empresarial en lo que tiene que ver con el planteamiento de próximas reformas y toma de decisiones con afectación directa a los factores de la producción. Es positivo y natural que la política laboral tenga como objetivo central el beneficio de las personas trabajadoras, pero no debemos olvidar la importancia de generar las condiciones para que las fuentes de empleo puedan seguir creciendo y generando bienestar.
Ahora bien, más allá de las designaciones de gabinete a cargo de la próxima presidenta de la República, lo cierto es que en estas últimas semanas también han existido un par de declaraciones relevantes que bien vale la pena señalar y apuntar de cara al próximo periodo legislativo.
La primera de ellas se relaciona con la posibilidad de retomar la reforma para reducir la jornada laboral a 40 horas a la semana. En una de sus conferencias de prensa, la próxima líder de nuestro país fue cuestionada al respecto y, con mucha prudencia, contestó que una reforma de ese calado tendría que partir de un acuerdo claro entre el sector empresarial y el sector obrero. En otras palabras, que dicha reforma no transitaría si no hacía sentido a las y los dueños del capital.
Si bien dicha declaración puede resultar una sorpresa para algunos, lo cierto es que termina por mandar un mensaje positivo en cuanto al tono que tendrá la política laboral de Claudia Sheinbaum. Considero que el mensaje que debemos recoger es que, las reformas laborales, por populares que puedan resultar, deben tener el consenso correspondiente y hacer sentido a ambos factores de la producción.
Desde hace tiempo aquí se ha manifestado que las ocurrencias legislativas y laborales no nos llevan a ningún lado, por lo que iniciativas como la que aquí se comenta o incluso la del aumento de aguinaldo (que parece estar destinada a la desaparición), deben pasar por un amplio proceso de discusión y sin caer en favoritismos por un sector de la producción u otro.
Por otra parte, en los días recientes, Sheinbaum se dio tiempo para externar su opinión sobre el trabajo de plataformas digitales, a propósito de un cuestionamiento relacionado con el posicionamiento de dichas iniciativas. Como recordarán, la iniciativa para regular el trabajo de plataformas digitales es una que parece estar relativamente olvidada pero que, en opinión del suscrito, contaría con toda la pertinencia para ser retomada y discutida.
Al respecto, elaboró sobre la importancia de abrir esa discusión, a propósito de los retos que implica para ambas partes de la relación laboral involucradas en un auténtico trabajo del Siglo XXI. Es claro que existe una lucha laboral importante en el reconocimiento de derechos de dichas personas trabajadoras, por lo cual no deberá sorprendernos si esta iniciativa resulta ser una de las primeras que resultan discutidas en la próxima etapa legislativa.
Así las cosas, me parece que las primeras señales laborales de Claudia son, en efecto positivas, razonables, sensatas y, por ende, sin polarizaciones.
Por una parte, la ratificación en el liderazgo de la política laboral parece mandar el mensaje de que no hay necesidad de cambiar algo cuando está funcionando. Y, de la misma forma, las primeras declaraciones de la virtual presidenta electa en materia laboral, nos hacen pensar que habrá cautela, en el mejor de los sentidos, en lo que tiene que ver con la aprobación de próximas reformas, evitando caer en populismos laborales. Algo que por cierto, se ha criticado desde siempre en esta columna.
En un escenario de tan amplias mayorías legislativas, la prudencia y el diálogo siempre serán de tranquilidad para los mercados y para nuestro país en general.